Crepúsculo: Un amor peligroso

No he podido resistirme al boom mediático que está causando esta historia de amor y terminé llendo hace unos días al cine a ver la película. Por suerte fui acompañado, ya que no soy precisamente el público objetivo al que va dirigida esta trama y hubiera sido un tanto embarazoso ir por mi cuenta y riesgo.

La película está basada en la novela de mismo nombre, Crepúsculo,  escrita por Stephenie Meyer y que da comienzo a una saga formada por 3 libros más, Luna nueva, Eclipse y Amanecer.

Cuenta la historia de Isabella, una adolescente de 17 años que se muda a un pequeño pueblo llamado Forks, donde se enamora de Edward, un auténtico principe azul que resulta ser vampiro, un ser mitológico donde los haya y no precisamente por ser vampiro, sino por lo de principe azul. El chico atrae la atención de las jovencitas del lugar por su belleza, pero es que además resulta ser culto, educado, cortés,….

Ambos protagonistas terminan irremediablemente enamorados y él acaba confesando a la chica su verdadera naturaleza. A partir de aquí empiezan a hacer las cosas normales de pareja: disfrutan del campo subiendose a las copas de los árboles, conocen a sus familias políticas, en el caso de él todos vampiros, vegetarianos, eso si, etc. Una relación de lo más sana.

Al final las cosas se complican un poco, pero el amor que los une no se rompe. Así es como termina esta película, a la que seguirán varías más en el futuro. Una historia de amor prohibida claramente dirigida a jovencitas con las hormonas revueltas, que será seguramente éxito de ventas y de taquilla.

El niño con el pijama de rayas

Ayer terminé de leer la historia de El niño con el pijama de rayas, un libro de fácil lectura narrado desde la perspectiva de un chaval de 9 años.

En él se cuenta como Bruno, un niño alemán de la epoca Nazi, se ve obligado a mudarse con su familia a un nuevo hogar. Pronto se empieza a hacer preguntas sobre el emplazamiento de su casa:  ¿Una valla? ¿Quién es la gente del otro lado? ¿Por qué todos visten igual?

Con el tiempo entabla amistad con Shmuel, otro niño de su edad y así transcurre la historia, desde la cara más inocente de una época oscura.

No habría sido igual sin la lluvia

El otro día aterrizó en mis manos un pequeño libro llamado No habría sido igual sin la lluvia.

Galardonado con el premio Mario Vargas Llosa NH y escrito por Rubén Abella, está compuesto por una serie de pequeños relatos, de los cuales os pongo a continuación el que da nombre al libro:

»No habría sido igual sin la lluvia.
La tormenta se anunció con un redoble de truenos que hizo temblar los cristales del ómnibus. Luego el cielo ennegrecido se abrió de par en par y vomitó un aguacero apocalíptico. Los goterones cayeron con furia sobre el techo metálico, emulando el fragor de la tronera, tapando los agónicos esfuerzos del motor. En pocos instantes el mundo quedó oculto tras un velo empapado y gris.
Entrando en el pueblo el chaparrón perdió fuerza. A través de la ventanilla empañada Tina observó a la gente buscando refugio, a los niños jugando en los charcos, a un hombre en bicicleta con la cabeza cubierta con una bolsa de plástico.
Ya en la estación vislumbró la borrosa figura de su amante bajo un paraguas rojo, y el cuerpo se le estremeció.
No, recuerda hoy Tina con añoranza, no habría sido igual sin la lluvia.»