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Palacio San Joseren

16 diciembre, 2007 12 comentarios

El Viernes estuve cenando en el Palacio San Joseren con motivo de la cena de navidad de mi empresa, evento del cual os hablaré dentro de unos días, cuando me pasen algunas fotos. Ahora me centraré en el comentario sobre el lugar.

Se trata de un palacio muy bonito, rodeado de jardines y ubicado en una zona privilegiada del Grán Bilbao, junto al mar y en un barrio «high level».

Dada la capacidad del sitio, imagino que está más orientado a cenas de empresa, bodas y este tipo de eventos que congregan a bastante gente. Desconozco si pueden ir grupos pequeños, vease una pareja o un grupo de amigos.

Una de las cosas que me gustó mucho del sitio nada más entrar, es que tiene guardarropa. Puede que os parezca una chorrada pero es comodísimo, sobre todo en invierno que tienes que ir con abrigo. Además en los sitios a los que he ido en el último año y pico, si no recuerdo mal, sólo en el Zortziko tenían guardarropa también.

En el interior del «palacio» os podéis imaginar, estancias muy amplias, escaleras, todo decorado en plan elegante. Por lo que yo pude ver, había dos plantas con sendos comedores. Nosotros estuvimos en el de arriba.

Estariamos unas 90-100 personas y nos repartieron en mesas redondas de 10 comensales. Una vez sentados, lo primero que te das cuenta es que las sillas son incomodísimas. El respaldo no es completo, así que lo de apoyarte olvidalo.

Bueno y entrando en materia gastronómica, lo típico. Unos entrantes que fueron: Jamoncito y lomo que nos sirvieron en un cocktail de bienvenida, un plato de setas y almejas, una especie de mil hoja de laminas de patata y «foie» (lo pongo entre comillas porque parecía más bién paté La piara, estaba bueno de todas formas), también nos sirvieron unas croquetas que estaban muy ricas.

Hasta aquí más o menos bién. Sin embargo, a continuación llegó el plato que le quitó todo el halo de elegancia a la cena. Un plato compuesto de tres txipirones en su tinta, una tajada de merluza albardada y un puñado de granos de arroz blanco para acompañar. Un plato combinado que puedes pillar en cualquier bar, sólo le faltaba la lechuga.

Después del impacto que nos produjo el plato combinado, nos sirvieron solomillo con zanahoria de guarnición y de postre tarta de queso y frambuesa, la típica royal vamos.

De beber agua, vino blanco y vino tinto, después del postre cafelito, champán y el cubata de rigor, por supuesto.

En mi opinión diría que el menú fue pobre para el lugar en el que estabamos. No dudo que en el Palacio San Joseren se podrá comer de fábula, pero seguramente el problema es que el menú más básico ya tendrá un precio desorbitado. Esto es como todo en la vida, ¿que luce más?, ¿comer normal en un sitio de lujo o comer de puta madre en un sitio del montón?

Lo mejor es que no tuve que rascarme el bolsillo, al terminar la cena hubo barra libre, las chicas estaban guapísimas y el resto os lo contaré en unos días, porque la velada no acabó aquí.

Categorías: Gastronomía